Los dioses celtas son una parte fundamental de la mitología y la cultura de los antiguos pueblos celtas, quienes habitaron gran parte de Europa occidental durante la Edad de Hierro.
Estos dioses y diosas eran considerados como seres sobrenaturales que tenían control sobre los elementos de la naturaleza y diversos aspectos de la vida humana.
Entre los dioses de la mitología celta se encuentran:
Cernunnos, también conocido como el «Señor de los Animales». Este dios se asocia con la fertilidad, la prosperidad y la abundancia, y es representado con cuernos de ciervo en la cabeza.
Lug, quien es considerado como el dios de la luz, la sabiduría y la habilidad, y es representado con una lanza y un carro.
Entre las diosas celtas, una de las más veneradas es Brigid, diosa de la curación, la poesía y la metalurgia. También es conocida como la «Diosa Triple» debido a que representa las tres etapas de la vida femenina: la doncella, la madre y la anciana.
Otra diosa importante es Danu, considerada como la madre de todos los dioses y la personificación de la tierra, la fertilidad y la prosperidad.
Además de estos dioses y diosas, la mitología celta también incluye una gran cantidad de seres mágicos y sobrenaturales, como hadas, duendes, druidas y espíritus elementales.
Los druidas eran sacerdotes celtas que tenían un conocimiento profundo de la naturaleza y de la magia, y eran considerados como mediadores entre los dioses y los hombres.
La mitología y la religión celta estaban estrechamente ligadas a la naturaleza y al ciclo de las estaciones.
Los antiguos celtas creían que los dioses controlaban la fertilidad de la tierra, el éxito en la caza y la pesca, y la protección del hogar y la familia.
Para honrar a sus dioses y diosas, los celtas realizaban ofrendas y sacrificios en lugares sagrados como bosques, ríos y montañas.
La mitología celta es una rica y compleja tradición que nos ofrece un vistazo a la espiritualidad y la cosmovisión de los antiguos pueblos celtas. Los dioses celtas representan una variedad de aspectos de la vida humana y de la naturaleza, y su adoración y reverencia eran una parte fundamental de la vida cotidiana de los celtas.